La otra noche escuchaba una entrevista a Mario Conde, en el que una periodista, le preguntó si había perdonado a sus enemigos. Su respuesta me lleva rondando días la cabeza: Perdonar es un acto de soberbia.
Siempre había pensado que perdonar era un acto de amor, hasta que dándole vueltas a esta respuesta, me he dado cuenta que me siento muy identificada con ella.
La acción de perdonar es remitir la deuda, ofensa o delito al perjudicado por ello. Es decir el perdón implica ofensa, por lo que para que uno pueda perdonar, primero se ha tenido que sentir ofendido y entonces en un gesto magnánimo absuelve al ofensor. Pero para que uno se sienta ofendido ha debido darle el poder al otro de ofenderle, con lo cual es a nosotros mismos a quien nos debemos perdonar. O sea, que debemos autoperdonarnos.
Y autoperdonarnos es una falacia, no tienes que autoperdonarte, tienes que asumir la responsabilidad por lo que has hecho mal, y si es posible reparar el error o daño causado.
Además si lo pensamos despacio, la persona que ejerce el perdón se ensalza a si mismo, dandose la victoria, y la humillación es para el perdonado. Por esta razón cuando un ser muy querido nos pide perdón, no queremos ni escucharle, porque lo último que queremos es su humillación.
Para perdonar, primero hay que culpar, y el corazón no culpa, así que perdonar es un acto de soberbia y no de amor.
¿Sabéis? lo que creo es que perdonar realmente significa OLVIDAR. Os dejo esta pequeña leyenda
Abel y Caín se encontraron después de la muerte de Abel. Caminaban por el desierto y se reconocieron desde lejos, porque los dos eran muy altos. Los hermanos se sentaron en la tierra, hicieron un fuego y comieron. Guardaban silencio, a la manera de la gente cansada cuando declina el día. En el cielo asomaba alguna estrella, que aún no había recibido su nombre. A la luz de las llamas, Caín advirtió en la frente de Abel la marca de la piedra y dejó caer el pan que estaba por llevarse a la boca y pidió que le fuera perdonado su crimen.
Abel contestó:
- ¿Tú me has matado o yo te he matado? Ya no recuerdo; aquí estamos juntos como antes.
- Ahora sé que en verdad me has perdonado -dijo Caín-, porque olvidar es perdonar. Yo trataré también de olvidar.
Abel dijo despacio:
- Así es. Mientras dura el remordimiento dura la culpa.
J.L.Borges. Leyenda.
Del libro Elogio de la sombra.